El concepto New Law viene del año 2013 y nació a raíz de una crisis financiera en 2008 de las empresas que llevó a que los clientes buscaran soluciones legales de manera más inmediata, económica y a la mano. Muchas organizaciones tuvieron que reducir su presupuesto para asesorías legales externas, razón por la que el sector se tenía que acoplar a las nuevas tendencias para no desaparecer.
La operatividad de este concepto se basa en estrategias de arbitraje con énfasis en la mano de obra y en la tecnología, servicios buenos y económicos, y un delivery diferencial de cada firma.
Tan fuerte se ha vuelto esta tendencia que los bufetes – empezando con el ejemplo de los más grandes como Deloitte, EY y PWC- han comenzado a vincular profesionales en tecnología a sus organizaciones y generar alianzas empresariales relacionadas con la innovación.
Ejemplo de lo anterior es el LegalTech, otro concepto que se vincula a los servicios económicos y legales que tiene funciones como segmentar información y predecir decisiones. Está orientado a las soluciones de las necesidades de los clientes.
Según Forbes, durante el 2018, se facturaron más de 1 billón de dólares en plataformas relacionadas con la prestación de servicios jurídicos de diferentes negocios, con un crecimiento del 713%.
El New Law es un desafío para los nuevos abogados. Obliga a diseñar productos relacionados con los avances tecnológicos; crear plataformas que brinden soluciones que sean fáciles de entender y de aplicar; y escuchar las necesidades de los consumidores del sector.
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